Compartir y conocerse fue la premisa. La reunión comenzó el viernes y estuvo vertebrada por un enriquecedor intercambio cultural mediante la creación de espacios de análisis y reflexión sobre los puntos en común, tales como la defensa de sus territorios ancestrales, además de las luchas propias de cada Pueblo.
Durante estos tres días vivieron distintas experiencias que pudieron acercarlos como hermanos. Así lo contaron ellos mismos: “Este encuentro es un sueño nuestro para estar en contacto y unidos con los otros Pueblos. Me siento feliz porque estamos intercambiando la cultura, los conocimientos, ideas para luchar… Estamos revalorizando la cultura, la música, la danza, todo lo que tiene que ver con la preexistencia”, reflexionó Neris Benitez, de la Comunidad Tuna’í, Puerto Leoni
Aunque sean más las alegrías, también pusieron sobre la mesa los debates sobre los procesos de aculturación que sufrieron algunos Pueblos producto del colonialismo y hoy, del neocolonialismo impulsado por los desalojos forzados. “Cada Comunidad tiene sus situaciones difíciles, algunos van perdiendo su cultura, por eso a la vez me siento triste, pero fue interesante lo que compartieron con nosotros, aprendemos muchas cosas de ellos y ellos de nosotros”, dijo Néstor Aquino, de Tekoa Azul, Ruiz de Montoya.
El Aty Ñeychyrõ, como organización tradicional Mbya, estuvo presente en el encuentro y Francisco Medina, uno de los líderes coordinadores, comentó: “Me parece muy bien que los chicos aprendan y lleven sus conocimientos ancestrales en un intercambio con hermanos de otros Pueblos. Estoy contento y agradecido a nuestro Ñande Ru por haber brindado el momento y los lugares para que la visita de nuestros hermanos sea linda”. Además destacó la presencia de los abuelos y abuelas, quienes reflejaron toda su sabiduría “y nos dejan el fruto para que hoy los jóvenes puedan disfrutar”.
Entre las actividades realizadas, una de las más profundas fue una larga caminata por la selva, donde los jóvenes de los otros Pueblos pudieron conocer más acerca de las plantas medicinales, los alimentos, las trampas y los lugares sagrados de la cultura Mbya, hasta llegar al Ita Hoga, donde escucharon atenta y silenciosamente las palabras de un Opygua.
Durante el camino de regreso pasaron por el arroyo, hablaron del cuidado del agua, los árboles, y finalizaron el día con un intercambio cultural centrado en las artesanías de cada Pueblo, sus significados y valores.
Dicen que la felicidad sólo es real cuando es compartida, y así lo fue. Las juventudes indígenas de los otros Pueblos, provenientes de Santa Fe, Formosa y Chaco, expresaron las sensaciones que les dejó este fin de semana y cuánto les impactó el encuentro con la cultura Mbya
“Mi experiencia en esta Comunidad fue hermosa, ellos nos recibieron, se encargaron de todo, de la comida, nos mostraron su cultura, sus rituales, sus danzas, sus reuniones en círculo para compartir historias, las palabras del abuelo. Me hizo pensar muchas cosas…yo veo que algunos Pueblos pierden su lengua y su cultura, y aquí la refuerzan y la mantienen viva con sus tradiciones, cantos y danzas”, aseguró Daiana Mariño, del Pueblo Wichí.
Y siguió: “Fuimos a ver sus cultivos de choclo, maíz, mandioca, maní, muchas cosas que son para consumo propio. Entre todos cuidan sus cultivos, los mantienen limpios. Son muy amables, tienen un gran corazón y la paciencia de enseñarte algunas palabras en Mbya”.
(Fuente: El Territorio)