El pasado 31 de julio, H. M. Q. (38) fue detenido por el peor delito que puede pesar sobre un hombre: abuso de una menor de 12 años y tráfico de imágenes de abuso sexual infantil. La denuncia fue radicada por un empleado que aseguró que el sospechoso le confesó y hasta se jactó de los hechos.
El implicado permaneció 91 días preso, hasta que el pasado 30 de octubre el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá dispuso su excarcelación por falta de mérito, ya que no se encontraron pruebas en su contra. Lo peor del caso, es que la acusación no se fundó en un error, sino que todo fue un invento.
“Lo que me hizo esa persona no tiene nombre, el daño que me ocasionó es enorme. Pero Gracias a Dios, mi pareja y hasta los padres de la nena que dijo que abusé me apoyaron y se pudo probar mi inocencia”, comentó H. M. Q. En diálogo con un medio provincial desde Campo Viera, explicó que el denunciante -identificado como Darío M.- era su empleado en un taller y, además, pareja de la hija de su concubina, por lo que incluso vivía en su casa.
Consultado sobre el trasfondo de la grave denuncia, detalló que “ese muchacho trabajaba conmigo y no le gustó que le desconté por un trabajo que hizo mal. Pero en vez de hablar de frente, se le ocurrió hacer una denuncia para meterme preso”.
La supuesta víctima fue una nena de 12 años, sobrina de la concubina del acusado. El posterior estudio médico confirmó que la pequeña nunca fue abusada, lo que también se descartó por su declaración en Cámara Gesell.
Al respecto, el imputado precisó que “la Cámara Gesell se hizo varias semanas después de mi detención y, para colmo, el resultado tardó 36 días, lo que demoró todo”. Asimismo, su celular fue peritado y no se hallaron rastros de material de abuso sexual infantil. Además de los días tras las rejas y el perjuicio en sí mismo que acarrea una imputación tan grave, el acusado gastó un millón y medio de pesos en honorarios de un abogado particular.
“No voy a recuperar ni el tiempo perdido ni la plata. Aparte hay gente que me cruza y me mira de reojo, y eso también me duele. Pero por suerte mucha gente me conoce y sabe quién soy. Hasta el papá de la nena que me acusaron que abusé me visitaba en la comisaría y está indignado con lo que me hicieron”, señaló.
Tras su liberación, a las 48 horas ya estaba trabajando y remarcó que mira hacia adelante: “Lo que me pasó me acercó mucho más a Dios. Yo le pedía ‘sácame de este infierno’, y hoy soy libre otra vez”. En tanto, quien lo acusó se fue de Campo Viera y podría afrontar una causa por falsa denuncia.
Hugo Ricardo Martínez Quiñones: ‘El daño a mi imagen es irreversible
En diálogo con InfoMate, Hugo Ricardo Martínez Quiñones expuso su postura frente al daño que, según afirmó, fue provocado a su imagen y reputación. Consultado sobre las medidas legales que planea tomar, señaló: “Pasados los meses necesarios, mi abogado se encargará de tomar las medidas”, y agregó: “No quiero nada material, quiero que él conozca y pase por lo que yo pasé.”
Al ser consultado sobre si podría perdonar al denunciante en caso de que este reconociera públicamente el daño causado, Martínez Quiñones respondió: “Por lo menos que haga eso. De última, si el tipo tiene la oportunidad de hablar con usted (Micaela Soledad Ferraz, conductora y directora de InfoMate) y aclara o larga una nota explicando qué fue lo que pasó, yo con eso estaría conforme, me conformaría. Incluso dejamos la historia así como está, lo que pasó, pasó.”
En relación con la postura de los padres de la menor involucrada, comentó: “Ellos están muy enojados porque la persona que hizo la denuncia no tuvo el valor de hablar con la familia. Si el caso de lo ocurrido fuera real, por lo menos debería haber advertido para que la familia tomara la decisión de realizar la denuncia. Esa persona tuvo la oportunidad de almorzar en la mesa de la familia y no fue capaz de hablar de eso. Sobrepasó todos los límites, no respetó la autoridad de los padres, y a eso se debe la bronca de ellos.”
Antes de finalizar la entrevista, Martínez Quiñones enfatizó el impacto irreversible que el caso tuvo en su vida, señalando que el daño a su imagen persiste, especialmente en una sociedad que, según él, no se informa sobre el funcionamiento del Poder Judicial. A pesar de que se haya probado su inocencia, afirmó que la condena social sigue afectándolo profundamente. Sobre la posibilidad de una disculpa pública por parte del denunciante, expresó: “En ese caso, yo le doy mi palabra en público y a todas las personas que están escuchando: si él se presenta y reconoce lo que hizo, yo lo dejo en paz. Ahora, si continúa asegurando lo que ya se probó que no sucedió, no sé qué le va a pasar, pero las cosas no van a quedar así.” No obstante, también aclaró que, aunque él está dispuesto a llegar a un acuerdo, la postura de los padres de la menor sería más rígida y unas disculpas no bastaran.
Finalmente, al hablar sobre su defensa legal, destacó el trabajo de su abogado: “A este abogado lo recomiendo a todas las personas posibles. Es una gran persona. Le entregué solo 500.000 pesos para que trabajara en mi caso, y él me dio la posibilidad de pagarle los millones que faltan cuando comience a trabajar. Es un tipazo.”
(Con Información de El Territorio)