El designado nuevo obispo de la Diócesis de Puerto Iguazú, Nicolás Baisi afirmó que tiene un período de dos meses para concretar su traslado hasta la ciudad de las Cataratas, lugar que no conoce pero que lo entusiasma como nuevo destino.
“Estoy muy entusiasmado, muy contento; creo que Misiones y Puerto Iguazú tienen mucha gente con fe, entonces con poder acompañar a esa gente, fortalecerla en la fe, estoy muy entusiasmado”, manifestó en diálogo con FM Libertad este viernes.
Su instalación en la nueva sede a la que fue asignado depende en parte del tiempo que se tome quien renunciara días pasados a la Diócesis de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Martorell y que el próximo 17 de mayo cumple 50 años de sacerdocio; aunque también está condicionada por la cuarentena que no permite el desplazamiento de personas libremente.
Sobre su antecesor, Baisi comentó que “una vez que el Papa le aceptó la renuncia, lo nombró administrador apostólico, quiere decir que él administra la Diócesis por encargo del Papa, hasta que llega el sucesor, que soy yo en este caso. En tiempo normal serían dos meses”.
Baisi viene de cumplir funciones como obispo auxiliar en la capital bonaerense, La Plata, ciudad en la estuvo durante los diez últimos años y con anterioridad, cumplió funciones en San Martín, también en la provincia de Buenos Aires, durante 17 años.
Sobre su llegada a la Tierra Colorada, el obispo señaló que su expectativa es poder dedicarse a la evangelización y enumeró: “ya sea en la catequesis, la atención de los enfermos, la celebración de las misas, los bautismos; acompañar a los sacerdotes en todas estas tareas, fundamentalmente acompañar a los sacerdotes, es la tarea que tiene el obispo”.
Baisi describió brevemente el procedimiento que utiliza la Iglesia católica para nombrar a un religioso en un cargo importante como el de encabezar una diócesis. “Es una designación y antes se consulta a otros obispos, si les parece; creo que también a la gente del lugar se le consulta, son muchas consultas distintas y así se elige. A mí, en concreto, me llamó el secretario del Nuncio que es el que está hoy a cargo y me dijo si aceptada o no… claro que cuando el Papa lo designa a uno, uno acepta” afirmó.
Dijo que desconoce la provincia y solo estuvo una vez en Posadas, “hace algunos años, en un encuentro de catequistas de toda la región del NEA” y admitió que “va a llevar tiempo conocer a las personas, las inquietudes, la fe…siempre lleva tiempo”; aunque aclaró que “de algún modo, los sacerdotes tenemos ese ejercicio de conocer a la gente, de intentar entenderla, para ver qué respuestas les da el Evangelio ante sus inquietudes”.
Sobre la fe en tiempos de pandemia
En su mensaje a los católicos durante el confinamiento obligado para prevenir el contagio del coronavirus, Baisi pidió: “en primer lugar, no olvidar que Jesucristo es el Señor y Dios es el que nos acompaña y está con nosotros y la Virgen María también nos acompaña”.
Consideró que “el tiempo de confinamiento en las casas es un tiempo especial porque hace que uno tenga que encerrarse; si bien se corre también el riesgo de encerrarse mucho en una mismo y olvidarse un poco del mundo; pero también estar todos juntos trae la dificultad de que hay más roce, más dificultades y entonces puede haber más pelea. Hay que ejercitarse en la paciencia y también en hacer bien al otro, en la propia casa. Aprovechar el tiempo de paz para conectarse más con Dios, con Jesús y con la Virgen y no perder la confianza, porque estar encerrado genera mucha angustia, entonces hay que confiar en Dios y vivir el día a día; vivir hoy, ser feliz hoy, tratar de estar bien con la familia, con Dios”.
Finalmente se mostró esperanzado con la posibilidad de volver pronto al encuentro personal, al final de la cuarentena. Mientras tanto, dijo que “gracias a Dios se ha hecho mucho a través de las redes, se ha llegado a un montón de gente a la que antes no se podía llegar y eso ha sido un paliativo. Siempre hace falta el contacto personal; como dijo el Papa Francisco la Iglesia es real, no virtual… entonces todo eso de estar cerca, estar juntos, reunidos, de escuchar la palabra reunidos, de recibir la eucaristía…estamos ansiosos y esperamos que pueda volver, porque lo necesitamos, es nuestro alimento”.
(Fuente: M.O)