jueves, 2 mayo, 2024

Máximo Thomsen, el rugbier más complicado: una por una, las pruebas que lo incriminan

Máximo Thomsen es uno de los ocho rugbiers detenidos que enfrentan una pena de prisión perpetua en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Aunque está acusado por los mismos cargos que el resto, es quien está más complicado, de acuerdo a las declaraciones de los distintos testigos que fueron aportando datos durante el proceso.

En base a lo relatado por varios de los amigos de la víctima, se cree que Thomsen fue quien le propinó la patada mortal a Fernando ese 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell.

Es por eso que, a pesar de que todos fueron imputados de la misma manera, Thomsen podría recibir una pena más alta que el resto de sus amigos. Para evitar ese escenario, la defensa se aferra a una última carta secreta que espera poder develar en los próximos días, cuando finalmente declaren Juan Pablo Guarino Alejo Milanesi.

Qué hizo Máximo Thomsen en la noche de la golpiza

La participación de Máximo Thomsen en la golpiza también puede reconstruirse a través de un audio de WhatsApp perteneciente a uno de los amigos en común de los rugbiers. Según aseguró ese joven, agendado en el grupo como Juani Neme, fue Thomsen quien pegó la última patada que dejó sin signos vitales a Fernando.

“Estaban en Le Brique y un chabón se le hizo el lindo a uno ahí, no sé si el que murió pero uno de ese grupo, no sé. Se le hizo el lindo a Chano Pertossi, no sé si lo conocés. Se pelearon ahí, los sacaron del boliche y los sacaron a los pibes. Como estaba Gendarmería ahí no hicieron nada. Cuando se fue Gendarmería, se empezaron a cagar a palos de nuevo y me dijeron que Enzo (Comelli) lo tiró al piso al chabón y Machu (Thomsen) le pegó no sé cuántas patadas en la cabeza y que la última lo mató”, relató.

Y completó: “Un policía lo enganchó a Machu cuando se estaban cagando a palos ahí, y Machu salió corriendo, entró a la casa y supuestamente lo ficharon no sé si ese policía o por las cámaras, porque está lleno de cámaras ahí en el centro”.

Uno de los tantos videos de la pelea capturados por los celulares de los testigos muestran a Thomsen caminando desafiante y con los brazos tensos. Antes de abandonar la escena del crimen, volteó su cabeza y miró por última vez a Fernando Báez Sosa, que yacía en el suelo, en cuero, y sin ningún signo vital.

Luego de abrazarse con sus amigos, fue hasta la casa que alquilaba junto al grupo en la ciudad balnearia y terminó aquella madrugada comiendo una hamburguesa en un local de comida rápida.

Hasta antes de que fuera detenido por el crimen de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen estudiaba Educación Física en la ciudad de Zárate y realizaba algunas “changas” para mantenerse, como colocar alambrados en casas de algunos vecinos.

El joven practicó rugby a lo largo de toda su infancia y adolescencia. Durante sus primeros años, lo hizo en el Arsenal Zárate. Sin embargo, en 2017 decidió probar suerte en el Club Atlético de San Isidro (CASI) en la división de Menores de 19 años donde jugó durante dos temporadas.

Máximo Thomsen jugaba al rugby en el CASI.
Máximo Thomsen jugaba al rugby en el CASI.
Cuatro veces a la semana, recorría los 73 kilómetros que separan al club de su casa ubicada en el barrio Villa Fox de Zárate, para asistir a los entrenamientos y partidos. Jugaba de wing y en 2018 participó de una gira a Europa con ese equipo juvenil que visitó países como Inglaterra, Gales e Irlanda.

Aunque eran muchas las horas de práctica compartidas, desde el equipo aseguraron que el joven nunca se “integró”. Según se consignó en diferentes crónicas, sus compañeros lo describían como alguien “bastante callado”. Tras su detención, la Comisión Directiva decidió suspenderlo.

El acusado siempre vivió en la ciudad de Zárate junto a su familia. Debido a la situación judicial que atraviesa Máximo, su madre, Rosalía Zárate, renunció al cargo de Secretaria de Obras Públicas en la comuna local. La decisión fue aceptada inmediatamente por el ejecutivo municipal.

(Fuente: TN)

 

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