viernes, 26 julio, 2024

Maestra coraje visita a sus 20 alumnos de las colonias para el aprendizaje

Historia que necesita ser contada. Historia que tiene necesidad y urgencia. Una maestra y sus alumnos son los que alejados de los centros urbanos se las arreglan para seguir estudiando, aprendiendo en épocas de pandemia del coronavirus y heladas con cero grado como el viernes pasado.
Ocurre desde poco después de la aparición del virus que tiene al mundo en problemas en Campo Ramón y en Villa Bonita, en la denominada picada Internacional o Itá Chica y en Colonia Mandarina. Ahí viven los chicos, los alumnos de cuarto y quinto grado de la escuelita rural 472, quienes están en sus casas sin salir pero reciben la visita de su maestra, la gran Liliana Pless.

La actividad pedagógica que lleva adelante esta maestra trascendió el viernes pasado cuando la propia directora de la escuela, Nidia Weisheim, con el corazón hinchado de emoción lo contó para que se sepa. “Si esto no es amor, el amor donde está…?”, dijo porque para llegar a la casa de una de sus alumnas, Liliana desafió la temperatura de de cero grado y pasó una vez más “una pinguela (puente de palos) para explicarle contenidos que no los entendía”.

“Hay que abrazarla con este reconocimiento” escribió a un medio provincial y Liliana dijo “nunca pensé que me iban a hacer una nota, yo no busco eso, lo que pasa es que a veces, hay temas que a los chicos hay que explicarles personalmente, no por whatsapp”.

Es que desde que el confinamiento se presentó en la vida de los argentinos, de los misioneros, los chicos tienen contacto con su maestra por el inefable whatsapp, pero queda claro que algunos no lo tienen o no tienen acceso por falta de señal. Y repite eso de que “por ejemplo, están aprendiendo el mapa de Misiones y de Argentina y hay que hacerlo personalmente”.

“Salgo temprano de Oberá, vivo en Oberá, y desde las 8 en adelante visito las casas de los 20 alumnos, me lleva casi todo el día hacerlo, una vez a la semana”.
“Tengo alumnos que tienen celular, que están en el grupo de padres. Lo hago una vez por semana, le llevo actividades, traigo lo que ya hicieron y por ahí a algunos le dedico un tiempito que necesitan un tema en particular”, explicó Liliana como resaltando que cada vez que lo hace, lo hace con ganas y dedicación.

Con respecto a los caminos dijo que hay partes que “están realmente feos, trato de llegar con el auto a las casas de todos, los caminos están feos, pero puedo llegar. Esto nos cambió todo (la pandemia), con esto empezamos a fines de abril. Trabajamos con los cuadernillos que nos manda Nación, pero con el aprendizaje de los mapas de Misiones y Argentina hay que mostrarles, no alcanza con mandarles audios”.

Liliana reconoce el apoyo de los padres. “Los papás nos ayudan mucho tengo el apoyo de todos. Eso me hace seguir también”, dijo y reveló que otros colegas, no de la escuela, otros, que “me dijeron que no vaya a la escuela, que eso de visitar a las familias es violar la Ley, pero si eso es así, asumiré las responsabilidades. Estoy esperando que esto no sea así”.

“Por ahora es mi manera de trabajar, lo hago de corazón, para mí esa es la inclusión, que cada chico tenga su tarea en la mesa”, dijo Liliana, la gran maestra que hace un promedio 15 kilómetros después de Campo Ramón y Villa Bonita, para llegar hasta las casas más alejadas del casco urbano entre las pendientes de la tierra colorada

(Fuente: El Territorio)

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