domingo, 22 diciembre, 2024

“La Tierra mostró una capacidad de recuperación muy rápida” 


Transcurridos casi dos meses de confinamiento masivo en buena parte del mundo, son muchas las postales que circulan mostrando a animales silvestres en zonas urbanizadas, la limpieza de lugares totalmente contaminados que aparecen de golpe cristalinos.
En un contexto de crisis ambiental en todo el planeta, que era una de las preocupaciones centrales antes del “estallido” del COVID-19, muchos apuestan a que esta cuarentena será un punto de inflexión para que muchos tomen conciencia de la necesidad de respetar y preservar más y mejor nuestro hábitat.
Es el caso de Manuel Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre, quien en diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones analizó que después de la pandemia “puede haber varios escenarios y creo que es exclusivamente responsabilidad nuestra que ese escenario sea el más apropiado para la especie humana en particular y para el ambiente. Es un futuro que no puede ir separado. Yo creo que lo que tenemos que aprender en este proceso de reflexión, en el cual de alguna forma nos ha inmerso este parate que tenemos desde marzo, es que el futuro del planeta es el mismo que el futuro de nosotros, no podemos pensar en un desarrollo ilimitado en un planeta con recursos limitados”, remarcó.
Para Jaramillo, “claramente el planeta nos está indicando que tiene una capacidad de recuperación mucho más rápida y mucho más eficiente de lo que nos imaginábamos, y esa velocidad de recuperación es proporcional a la velocidad a la cual nuestro sistema económico se está desmoronando. Lo que tenemos que ver aquí es que hay un montón de cosas -el sistema económico de producción y desarrollo- que podemos cambiar para seguir teniendo fuentes de trabajo, para seguir teniendo recursos que nos permiten una vida a escala humana pero que no impacte tanto al ambiente”.
“Por eso debemos pensar en la promoción de la economía circular, donde utilizamos al máximo los recursos naturales renovables y no renovables antes de transformarlos en basura. O pensar directamente en la erradicación -como está previsto en muchos foros internacionales, para el 2050 aunque ojalá sea para mucho antes- de los combustibles fósiles, porque ya tenemos tecnología disponible para otro tipo de fuentes de energía renovables. O también promover una agricultura agroecológica, una agricultura urbana vinculada a los centros de consumo, donde se reduce la huella ecológica, la huella de carbono y el uso de agroquímicos, y que genera mano de obra para la población local y garantiza la seguridad alimentaria para las localidades en casos extremos como este”, en referencia a la pandemia.
 
Deterioro ambiental y pandemia
El referente de Vida Silvestre explicó que “del 70 al 80% de las enfermedades humanas tienen origen zoonótico, es decir, tienen su origen en otros animales y de alguna forma mutan y se adaptan a la especie humana, o estaban disponibles para ser incorporadas por los seres humanos pero nosotros llegamos a ellas cuando invadimos los espacios naturales en donde las especies silvestres vivían. Esto ha ocurrido con muchas enfermedades y podríamos decir que es el corolario de la invasión de la naturaleza”.
“Terminamos el siglo XVIII, empezamos el XIX y me animaría a decir que entramos en el XX con el concepto de “domar la naturaleza”, colonizarla, doblegarla, transformar eso que era agreste en algo productivo, limpio y uniformizado. Empezamos y terminamos el siglo XX con conceptos más de conservación de la naturaleza, y ahí se generó esa dicotomía entre conservar y domesticar. Yo creo que la naturaleza nos muestra que lo único que necesita es que la dejemos tranquila: vemos que en un mes de parate mucha fauna está volviendo los ambientes periurbanos, se han reducido enormemente los indicadores de contaminación y polución ambiental… Obviamente podemos volver al mundo –y tenemos el conocimiento, la técnica y los elementos para hacerlo- de una forma distinta con la cual nuestro impacto sea mucho menor”, insistió.
Jaramillo cree que “en este momento no hay otra alternativa. Tenemos las técnicas, tenemos los procedimientos, tenemos la posibilidad de hacer una migración o transición justa de trabajadores de un sector hacia otro a través de capacitación, vamos a reiniciar un mecanismo del sentido financiero seguramente en todo el mundo para que estas industrias se vuelvan a poner en funcionamiento, en el sentido de que si querés financiamiento para volver a funcionar tenés que hacer de forma distinta el trabajo, que incluya más gente trabajando, que sea justa en la inclusión de las personas y que a su vez se traduzca en la reducción de la huella ecológica”.
“Desde el punto de vista conceptual, es bastante claro que debe haber un desarrollo económico y social distinto que va a tener beneficios superlativos en el ambiente. Hoy nadie puede decir que no es posible, nadie puede decir que eso es demasiado caro y nadie puede anteponer las necesidades de desarrollo a la conservación del ambiente, porque hemos visto que cuando hacemos eso es una situación de coyuntura de muy corto plazo que compromete las soluciones a mediano y largo plazo”, sentenció.
 
“Buscar un cambio”
En este marco, también en la radio de PRIMERA EDICIÓN , se le consultó al coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace, Hernán Giardini, si este aislamiento obligatorio le va a dejar algo positivo al planeta y éste se esperanzó porque “cuando vemos cómo la naturaleza empieza a ocupar espacios, se reduce la contaminación del aire y reaparecen animales en espacios que nosotros les quitamos, nos damos cuenta de todo el daño que hacemos, con lo cual también espero que eso ayude a que nos demos cuenta del valor que tiene el ambiente del que somos parte”.
“Todo esto nos invita a pensar en un planeta sin deforestación, que frenemos la destrucción de los ambientes naturales como los bosques y que busquemos un cambio en lo que tiene que ver con alimentación. Esperemos que sea lo suficientemente fuerte el cambio de idea para que llegue a los sectores que toman las decisiones”, se ilusionó.
Giardini cree que “mucha gente habrá reflexionado, primero en lo personal, en cuanto a que más de una persona habrá decidido irse de las grandes ciudades para vivir en lugares un poco menos impactados por el cemento, va a haber un cierto retorno a una vida un poco más cercana a la naturaleza, porque mucha gente debe estar sufriendo entre cuatro paredes. Y también pensar que a veces consumimos más de lo que necesitamos”.

(Fuente: Primera Edición)

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