El cuerpo sin vida de Elizabeth Sosa, una jubilada y reconocida rescatista de animales, fue descubierto en su domicilio en el barrio Miguel Lanús la noche del pasado domingo, casi al filo de la celebración navideña.
Voceros oficiales confirmaron que no se hallaron indicios de violencia en el domicilio de la víctima, situado en la calle Krause de la capital misionera. En cambio, destacaron la particularidad de la falta de partes del cuerpo, sugiriendo que la ingesta de los animales presentes en el lugar podría ser la responsable de esta situación.
Elizabeth Sosa compartía su hogar con aproximadamente cuarenta perros rescatados, los cuales se convierten en el epicentro de las sospechas sobre la tragedia. La hipótesis que cobra fuerza es que la rescatista pudo haber sido devorada por sus propios animales.
A pesar de estos hallazgos preliminares, las autoridades han anunciado la realización de un nuevo análisis en conclusiones médico legales para esclarecer con mayor precisión las circunstancias de la muerte de Sosa.