La tormenta DANA ha dejado una estela de destrucción en la Comunidad Valenciana, con 211 fallecidos y decenas de personas desaparecidas, en lo que ya se considera el peor desastre natural de la historia reciente de España. El Gobierno, en respuesta a la crisis, ha movilizado un operativo sin precedentes, con 10,000 efectivos de rescate y apoyo.
En un discurso desde La Moncloa, el presidente Pedro Sánchez anunció el despliegue de 5,000 efectivos adicionales a los ya movilizados, sumando un total de 10,000 personas, entre ellos agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, quienes participan en labores de rescate, búsqueda y asistencia humanitaria en las zonas afectadas.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, informó que más de 500 militares del Ejército de Tierra, Aire y la Armada ya trabajan sobre el terreno. “No habrá limitación de medios; enviaremos todos los recursos necesarios para enfrentar esta catástrofe”, declaró. Las operaciones de rescate incluyen la liberación de vías bloqueadas, el drenaje de zonas inundadas y la distribución de suministros en poblaciones aisladas.
El municipio de Chiva, una de las áreas más afectadas, permanece sin electricidad, agua potable ni comunicaciones, y sus habitantes enfrentan desabastecimiento. Equipos de rescate se han desplegado para desenterrar a personas atrapadas en sótanos e instalaciones bajas, y para restablecer el acceso a servicios esenciales.
Además, el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador se ha sumado a los esfuerzos de ayuda, con 300 rescatistas y paramédicos listos para asistir en las labores de emergencia. Para agilizar la recuperación e identificación de víctimas, el Gobierno español ha enviado 20 equipos de forenses, psicólogos y policías científicos, junto a morgues móviles y unidades de identificación.
“Este operativo trabajará sin pausa, día y noche, hasta rescatar a cada desaparecido y restablecer la normalidad en las zonas devastadas”, aseguró Sánchez. Con la promesa de movilizar todos los recursos necesarios, el Ejecutivo ha reafirmado su compromiso con las comunidades afectadas, en un esfuerzo por enfrentar una de las peores crisis climáticas de Europa en lo que va del siglo.