lunes, 30 junio, 2025

Dos nenes compartían la habitación en un hospital y uno donó su corazón al otro

Cada noche, en una habitación del Hospital Italiano de Buenos Aires, una madre neuquina cantaba suavemente la canción infantil “Las hormiguitas van marchando, pam, pam, pam…”. Se trataba de Paula, mamá de Luca, un niño de dos años que había sido trasplantado de hígado. Pero la canción no era solo para él. En la misma sala, Felipe, un bebé de un año conectado a un corazón artificial, también escuchaba gracias al pedido de su mamá, Pamela: “Canta más fuerte para que también lo escuche”.

Lo que ninguna de las dos sabía era que esas melodías serían el primer hilo de una historia que marcaría un hito en la medicina argentina y latinoamericana. Días después, Luca se convertiría en el donante del primer trasplante pediátrico de corazón realizado mediante la técnica de asistolia controlada, que consiste en extraer órganos luego del paro cardíaco del donante. Una intervención inédita en el país y en la región.

Unidas por la vida, el dolor y la esperanza

Ambas familias compartieron mucho más que una habitación. Se conocieron en noviembre, cuando Luca ya había sido trasplantado y Felipe ingresaba en estado crítico. Pronto empezaron a compartir también pasillos, terapias, historias de vida y canciones. Los hijos mayores de ambas familias tenían la misma edad, y el hospital se volvió un segundo hogar.

El pequeño Felipe enfrentaba una grave miocardiopatía dilatada desde los cinco meses de vida. Su corazón había crecido a niveles alarmantes. Pasó por múltiples complicaciones, incluyendo un ACV y la necesidad de conexión al Berlin Heart, un dispositivo de asistencia cardíaca nunca antes utilizado en un niño tan pequeño en Argentina.

Mientras tanto, Luca fue dado de alta, pero su estado se agravó días después por un virus que dañó irreversiblemente sus pulmones. Ante la falta de opciones, sus padres decidieron donar sus órganos. Fue una decisión dura, pero tomada con amor y esperanza. El 18 de junio, el corazón de Luca fue trasplantado a Felipe en una cirugía sin precedentes.

Un procedimiento médico histórico

La técnica utilizada, conocida como “donación en asistolia controlada”, se realiza tras el cese de la actividad cardíaca. Requiere una evaluación rápida y precisa del órgano antes de ser implantado. El proceso fue supervisado por el INCUCAI y no necesitó autorizaciones legales extraordinarias, ya que está contemplado por la Ley de Trasplante de Órganos.

Felipe fue elegido por compatibilidad y por su situación clínica crítica. Otra niña en lista había sido descartada por no estar en condiciones. La cirugía fue liderada por el equipo del Hospital Italiano, con la infraestructura y experiencia necesaria para un procedimiento de esta complejidad.

Un corazón que late para dos

Hoy, Felipe se recupera favorablemente. “Ya le quitaron el marcapasos. Lo sostuve en brazos después de tanto tiempo”, contó su mamá, emocionada. La familia de Felipe planea darle el nombre Luca como segundo nombre, en homenaje al niño que le dio una nueva oportunidad.

“La canción de las hormiguitas siempre va a sonar en el corazón de Feli”, prometió Pamela. Y Paula, desde Neuquén, encuentra consuelo en saber que el corazón de su hijo sigue latiendo.

Esta historia no solo deja un legado médico. También deja una lección de amor, humanidad y esperanza. Porque a veces, entre el dolor más profundo, nace una luz que transforma una pérdida en una segunda oportunidad para vivir.

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