Como cada año, la primera semana de julio trae consigo una de las tradiciones más arraigadas en el calendario social argentino: la Semana de la Dulzura. Desde este martes 1° y hasta el próximo lunes 7 de julio, el país se rinde a los encantos de los chocolates, caramelos y bombones, bajo el emblemático lema que la hizo famosa: “Una golosina por un beso”.
Lo que comenzó en 1989 como una ingeniosa campaña de marketing impulsada por la Asociación de Distribuidores de Golosinas, Bombones y Afines, se transformó rápidamente en un fenómeno cultural que trasciende su objetivo comercial. Hoy, es una excusa perfecta para intercambiar gestos de afecto y recordar la importancia de los pequeños detalles en las relaciones cotidianas.
El corazón de la Semana de la Dulzura reside en su simple pero poderosa propuesta: cambiar una golosina por un beso, un abrazo, una sonrisa o cualquier muestra de cariño. La tradición se extiende a todos los ámbitos y vínculos. Más allá del valor material de la golosina, lo que se valora es el gesto, la intención de agasajar y de sumar un momento de calidez en la rutina. Se trata de una oportunidad lúdica para expresar afecto sin necesidad de grandes regalos o eventos.
Semana de la Dulzura: de la iniciativa de marketing a la actualidad
Si bien el espíritu de la Semana de la Dulzura se volcó hacia lo afectivo, su origen comercial sigue siendo un factor importante. Durante estos siete días, la venta de chocolates, bombones, caramelos y otros productos de confitería experimenta un pico significativo en todo el país. Kioscos, supermercados y chocolaterías se preparan con stock especial para satisfacer la demanda de quienes buscan la golosina perfecta para regalar.
Este repunte en las ventas representa un alivio y un impulso fundamental para la industria de la golosina, demostrando el éxito de una campaña que logró trascender su función inicial para instalarse como una verdadera tradición popular.
Semana de la Dulzura en plena caída del consumo: ¿tendrá resultados positivos?
La edición 2025 de la Semana de la Dulzura llega en un momento crítico del consumo: según la CAME, se ha registrado una caída respecto a mayo del año pasado, que ya venía con más de un 7% de baja.
“La rentabilidad es muy reducida y cuesta mucho amortizar los costos fijos, que aumentaron por las actualizaciones de tarifas. La carga impositiva sigue siendo la misma, pero con márgenes mucho más chicos”, sostuvieron desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa.
Del lado de los consumidores, desde la CAME entienden que el problema de fondo es que “el 50% de las personas hoy en día no llega a fin de mes”, por lo que no hay descuentos o cuotas que valgan “si no hay plata en el bolsillo”.
Salvador Femenia, encargado de prensa de la entidad que nuclea a pymes y emprendedores de todo el país, criticó al gobierno de Javier Milei por las presiones impositivas que sufren los comerciantes: “Desde que llegó Milei no se bajaron impuestos, al contrario: se sumó el de Ganancias. El propio presidente había dicho que se iba a cortar un brazo si creaba un nuevo impuesto, y sin embargo lo hizo. Esta estructura impositiva encarece el precio final y profundiza la caída del consumo”, cerró.