jueves, 26 diciembre, 2024

Creen que la víctima y Bin Laden tenían negocios en común

El homicidio en el barrio A4 de Marcos ‘Pelado’ Martínez (46), cuyo cuerpo apareció desmembrado en una heladera en la madrugada del último sábado, además del horror generalizado, dejó en evidencia un oscuro (y violento) submundo de delincuencia de la capital provincial.

Sobre la víctima, se lo conocía como comerciante, aunque los que lo conocen recuerdan que siempre merodeaba los mercados modelos posadeños en busca de los negocios que presenta la frontera. “Un bagallero”, dijo un efectivo policial involucrado en la investigación.

También que últimamente se dedicaba a prestar dinero, aunque su situación económica quedó en evidencia en la escena del crimen: “Tenía un colchón en el piso y una heladera”, resumió otro investigador que estuvo en los operativos.

Pero la mayor complejidad del hecho aparece en dar con quien es señalado como el principal sospechoso, Sergio ‘Bin Laden’ Ortiz (50), un expolicía que con los años se convirtió en un violentísimo asaltante y lleva una carrera de 20 años en el hampa, con causas en Misiones y Corrientes.

Ayer se difundió una imagen actualizada del sospechoso. Foto: Policía de Misiones

Se reconstruyó una relación muy cercana entre Bin Laden y la víctima, aunque no están del todo claros sus asuntos en común. Algunos creen que el exoficial se encargaba de cobrar, con métodos nada amigables, a aquellos que no cumplían con la devolución de esos préstamos. Por el momento es una suposición.

Exconvicto y conocedor de la labor policial, Ortiz está acostumbrado a manejarse entre sombras en ambas provincias y además tiene muchos contactos. Pero si fuera poco, se cree que Martínez fue asesinado hace unas dos semanas, lo que le da una ventaja muy difícil de empardar.

Todo esto derivó en que la Justicia y la Policía den a conocer su rostro a la comunidad, una estrategia para nada frecuente y casi contraria a la postura de hermetismo mostrada cuando se conoció el caso. Buscan salvar esa distancia y también tratar de reconstruir sus pasos posteriores al hecho.

Perfil

Quienes conocen a Bin Laden consideran que su relación con el delito se inició cuando conoció a quien fue señalado como el poliladron más conocido de la historia criminal misionera, Walter Ramón Markendorf.

Markendorf, con destacados registros y preparación en la fuerza,  murió acribillado en Paraguay luego de fugarse de la cárcel de Tacumbú, donde cumplía una condena por asalto seguido de muerte. El hecho ocurrió en 2004, mismo año en el que Ortiz fue echado de la fuerza por sus actividades delictivas.

A ambos se los señaló, pero nunca fueron detenidos ni se comprobó, por el asalto a un playero en pleno centro posadeño en lo que posiblemente sean sus primeros golpes.

Pero en las páginas policiales el ahora buscado apareció en marzo del 2003, en el marco de la investigación del asalto en casa de un empresario español llamado Joaquín Soler. El hecho fue perpetrado por forajidos cordobeses y mendocinos, pero se descubrió luego que habían contado con el apoyo de una pata misionera.

La investigación derivó luego en la detención de Bin Laden, que rápidamente fue asociado a otros hechos en la capital provincial y también Oberá.

Otro caso ocurrió en abril del 2009, en el recordado asalto al empresario de la noche Carlos Espíndola, dueño del boliche Power. Espíndola fue abordado cuando llegaba a su casa de madrugada, pero reaccionó rápido y logró huir, por lo que los delincuentes efectuaron disparos contra el vehículo.

Bin Laden Ortiz fue detenido días después y aceptó su responsabilidad en los hechos mediante un juicio abreviado en 2011, cuando recibió seis años de prisión.

Un exinvestigador de Saic recordó que cuando tenía transitorias por esa condena – al parecer en 2013 o 2014 – fue señalado por robarle a mano armada a una mujer en el barrio Palomar. La habían seguido desde Candelaria y cuando estacionó el vidrio de su auto explotó de un golpe y la sacaron del vehículo de los pelos y culatazos para luego llevarse la recaudación.

La víctima memorizó la patente del Gol del delincuente, que rápidamente fue asociado a Ortiz. Cuando le mostraron su foto no dudó afirmar que había sido él. Días después lo apresaron cuando fue a notificar al edificio del Patronato de Liberados, donde no opuso resistencia.

Ese es su perfil, de una persona muy corpulenta, que actúa con mucha violencia, que no mide las consecuencias y parece estar dispuesto a todo.

Su último egreso de la cárcel en la provincia data del 2019, cuando fijó residencia en Candelaria. Sin embargo, en septiembre del año pasado volvió a ser noticia, pero esta vez en Corrientes Capital. Allí lo detuvieron como sospechoso de formar parte de una banda que asaltó cuatro comercios en dos semanas.

Medios locales señalaron que actuaba con al menos dos cómplices y que había montado un aguantadero en la casa de un familiar. Al detalle, el  trío estuvo investigado por irrumpir a mano armada en supermercados de los barrios Industrial y Ponce, en un centro de cobros del barrio Pirayuí y un lubricentro del barrio San José. Uno de ellos quedaba muy cerca de la guarida del misionero.

(Fuente: El Territorio)

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